Una bomba de tiempo y de contagios. Así se convirtió la misión humanitaria que realizó el Gobierno Nacional para repatriar a 64 colombianos en Florida, Estados Unidos.

En este momento, hay 23 infectados, que viven un drama incalculable, pues les plantearon las opciones de hospedarse en el Hotel Suites Tequendama, en Bogotá, en donde les cobran una millonada o volver a sus casas, con el riesgo de propagar el virus a sus familiares.

Llegaron al país el 31 de marzo y el Estado tenía la idea de colocarlos en cuarentena, por 14 días, en el municipio de Tenjo, Cundinamarca. Sin embargo, los habitantes de la población protestaron y bloquearon la vía principal.

Ante esto, el Gobierno decidió ponerlos en cuarentena en la base militar de Tolemaida. El 1 y 2 de abril les realizaron la prueba de coronavirus a todos.

Curiosamente, el Ministerio de Salud, en una de sus tantas recomendaciones, indica que los colombianos que van a repatriar del exterior les deben hacer la prueba antes de llegar al país y no después.

Lo peor del asunto es que estos ciudadanos dormían y convivían de cerca en carpas del Ejército. Compartieron durante varios días hasta que antes de que se terminara la cuarentena de 14 días, uno de ellos dio positivo a Covid-19.

Las autoridades colombianas le repitieron las pruebas a todos y resultaron 23 contagiados de 64. El Ejército prácticamente los expulsó de la base y le planteó dos opciones: irse a sus casas o al hotel Tequendama.

En el hotel les cobran 3 millones de pesos por estadía, dinero que no tienen muchos. Sin embargo, uno de los infectados si lo pagó, tras endeudarse y le contó a Noticias Caracol todo.

“Dormíamos en carpas, comíamos en el mismo comedor”, expresó.

“Se habla con el Ejército y la Secretaría de Salud y nos dicen que ellos no se hacen responsables por ningún tipo de pago porque nos están es mandando para nuestras casas como dicta la ley, no nos están mandando para ningún hotel”, agregó el contagiado.

Él tuvo que endeudarse para pagar el hotel, al igual que otros, y así proteger a su familia. Pero la mayoría volvieron a sus casas y el riesgo de expansión es alto.

Los que están en el Tequendama denunciaron que nadie ha velado por su salud. Están a la deriva y sin ningún tipo de atención.

La misión humanitaria del Gobierno se convirtió en un foco de contagio que pica y se extiende.